jueves, 11 de abril de 2024

Alta tensión

         Mal día para algunos miembros de la familia...

        Sobre las 10 de la mañana, el padre era preguntado por su psicólogo por WhatsApp acerca del estado de las cosas mientras aquél se dirigía al centro de salud preocupado por una inquietante opresión sobre el pecho surgida tras el ensayo con su grupo el día anterior. La respuesta fue algo confusa, pero era lógico dado que al hablar mientras andaba no hacía sino incrementarse la molestia pectoral que inundaba también parte del cuello.

        Tuvo suerte y había un hueco a las 11:18 debido a la anulación de una cita. La médica que le atendió le palpó el pecho y la espalda para comprobar si tenía una lesión física, pero el paciente decía que el dolor aumentaba al toser, respirar profundamente o agacharse para coger cualquier cosa. La doctora mandó hacerle un electro y tomarle la tensión y aquí se disparó la alarma: 17 / 10. Nunca había tenido la tensión alta y de repente se encuentra así... Para descartar ciertos problemas, derivaron al padre al hospital Virgen del Rocío donde le atendieron con diligencia y celeridad y las pruebas arrojaron resultados halagüeños pues la analítica de sangre y el resto de acciones no reflejaban un episodio cardíaco preocupante. Así que, dado que el dolor en el pecho se mantendría un tiempo, el médico le aconsejó el mayor reposo posible pues inevitablemente el tórax está expuesto a movimientos que dificultan la recuperación al realizar tareas rutinarias.

        Macarena también se convirtió en paciente al acompañar a su marido al hospital llevados por Jesús en coche. Llevaba un mes padeciendo de hemorroides, pero el diligente y amable médico hizo una exploracion con suma delicadeza y respeto -por supuesto, siguiendo el estricto protocolo de atención a cualquier persona usuaria- y tranquilizó a la sufrida mujer diciéndole que el aspecto era bueno y que en la exploración encontró restos de heces como consecuencia de los prolongados estreñimientos que ella suele tener. Duran a veces hasta 9 o 10 días. No quiero imaginarme cómo debe ser eso... (a partir de aquí, "el padre" se convierte en Fran, es decir, yo mismo).

        Tuve que acostarme tras almorzar y descansar durante más de dos horas... Lamentablemente no pude acudir a la cita con la tutora de nuestro hijo menor, Javier, estudiante de segundo de bachillerato... Macarena, la madre, vino con malas noticias: Javier había intentado copiar en el examen de Lengua Española y sólo había recuperado partes de la asignatura de Historia, además de haberse observado que habla demasiado con Rafa, uno de sus más antiguos compañeros (desde que iban a la guardería), motivo por el que habían sido separados en los últimos días...

        Convenía no enfrentarse con Javier pues el momento era delicado, pero sería irresponsable por nuestra parte no abordar el tema. 

        Yo me hallaba medio atontado pese a no tomar medicación alguna que me hiciera experimentar sensaciones lisérgicas. Supongo que la tensión alta había provocado este cansancio. Antes de que llegase Macarena a tutoría, visité la farmacia sobre las 19:00 para que me tomaran la tensión: 13 / 8. Mucho mejor que en la primera toma en el centro de salud. Pero seguía siendo alta para mí y me sentia cansado aunque no agitado.

        Escuché voces una vez que Macarena llegó a casa tras la tutoría... Confundí la defensa de Javier de su propia dignidad con cierta reprobación por parte de Macarena, pero no estaba seguro y no me preocupé como otras veces... Sin embargo, sí que se activó mi temor cuando escuché ciertos gestos de consuelo de la madre sobre su hijo ante lo que se asemejaba a un tímido balbuceo de éste que finalmente desembocó en un torrente de lágrimas y de escandalosa tos ... Javier estaba más bien histérico y envuelto en una irritación que no le permitia la más mínima oportunidad de calma.

        Macarena aprovechó para enseñarme el mensaje que nuestro hijo le había enviado y que reproduzco aquí:

            "Sé que parece o no suelo verbalizarlo, pero...lo siento. No sólo por haceros pasar por toda esta situación durante dos años seguidos. sino por encima convertirme en alguien peor en el proceso. He llegado a ser tan cobarde de nunca haber sido capaz de deciros las malas noticias hasta el último momento. Y sumado a eso, he sido tan cobarde que he sido capaz de mentirte hoy delante tuya antes que reconocerlo porque tampoco entiendo porque siento esa necesidad de tener que sentirme bien delante de vosotros y no poder derrumbarme. Tanto que no soy capaz de poder decirte esto delante tuya tampoco ni de poder ser capaz de pedirte perdón en nada de lo que hacemos o discutimos. Y sí: no quiero decirlo nunca, pero llevo mucho tiempo sin estar bien. Y nada de esto es ninguna excusa para que te dé menos pena lo que hice el viernes... ha sido lo peor que he podido hacer en mi vida académica nunca, pues he roto unos valores que daba como sagrados. Pero he llegado incluso a algo peor que es llegar a ser tan cínico y constantemente siento que me llevo autodestruyendo desde hace mucho tiempo... Lo de hoy ha sido una muestra de ello. Así que sí: lo siento por todo lo que os estoy haciendo pasar y espero que pueda terminar ya".

        No me encontraba yo con el mejor ánimo ni fuerte físicamente, pero sí lo suficientemente entero para acercarme a mi afligido y atormentado hijo. Le recordé que le había notado preocupado el día anterior al llegar de clase y por eso le pregunté si había habido alguna "historia" tanto a nivel educativo como emocional. Cerrado en sí como es habitual, me respondió secamente que no. Yo soy un poco pesado y le dije que me tenía para lo que necesitase y dejé de insistirle... Me enteré al día siguiente de que ese estado de preocupación se debía a la charla que su tutora acababa de tener con él al sorprenderle en el examen de Lengua intentando copiar...

        Por eso, cuando en la llantina postutorial con Macarena le recordé mi percepción sobre su preocupación el día anterior, llegué a decirle que incluso yo me sentía inquieto por posibles diferencias con su pareja y no tanto por la evolución de sus estudios. Javier, rescató arrestos de sincera dignidad de entre sus mortificantes lágrimas para decirme que no me preocupase y que Adrián era lo mejor que le podía pasar.

            Pues sí: por supuesto que los estudios son lo más importante ahora de cara a la preparación para un futuro formativo y profesional cada vez más próximo, pero no es menos cierto que, en una adolescencia convulsa con multitud de estímulos, sobresaltos y contradicciones, mantener una buena relación con la persona a la que amas es fundamental. 

                

domingo, 31 de marzo de 2024

La escritura, bálsamo contra la amenaza.

         Jamás es de recibo una amenaza: hace que se gangrene un proceso de paz y lo convierte en su némesis genocida; enturbia un acto de conciliación laboral y la deteriora; crispa el ambiente en una negociación política y la corrompe; ensucia una discusión familiar por los resultados de una evaluación académica y por las displicentes maneras del huraño adolescente amargado por las presiones y que siente sufrir incomprensión...y lo hunde.

        Quienes detentamos un mínimo nivel de poder, aunque sea para manejar la correa de nuestra mascota, cometemos errores lamentables en el corto plazo al dejar escapar un gesto amenazador o proferir una frase agresiva pues causamos dolor y desquiciamiento de los nervios en la comunicación que tan necesariamente ha de ser llevada con ausencia total de emociones tóxicas o tocadas por el orgullo.

        Está mal decirlo abiertamente, pero hoy he cometido ese error con mi hijo Javier (dentro de dos meses cumplirá 18 años). No me ha gustado la forma de obviar los consejos de su madre para afrontar la superación de sus problemas con los estudios y le he conminado a permanecer en la habitación que pretendía abandonar de malos modos, dejándole constancia de que la finalidad de su madre es que no tenga problemas en el más inmediato plazo salvo que quiera fracasar tontamente y sin remedio. Al escupirme un "no me da la gana", me he levantado enérgicamente de la silla en la que estudiaba las oposiciones que recientemente he empezado a preparar para espetarle un "como me vuelvas a hablar así, te reviento"... 

        Resultado: jadeo nervioso de mi hijo en un tintineante temblor invadido por el pánico y yo diciéndole que, como se le ocurra darme la espalda y salir del salón, lo agarro por los pelos (buena pelambrera tiene al estilo de Bart Simpson pero negra)... Chillido de Macarena que nos hace torcer a ambos instintivamente el cuello para visualizar su crispado rostro... Reproche mío hacia ella del tipo "¿Has visto los problemas que provocas con tus presiones poniendo a nuestro hijo de los nervios?" ... Respuesta inesperada del adolescente Javier: "¡Ella no tiene la culpa!"... Reacción mía levantando los brazos en señal de victoria y sarcasmo sonoro: "Hombreeee...he conseguido que defiendas a tu madre", tocando al mismo tiempo las palmas... Efecto consiguiente: madre e hijo salen de la habitación y yo me limito a volver a sentarme y seguir subrayando la parte del temario que en ese momento versa sobre la libre circulación de los trabajadores por la Unión Europea... Impresentable, ¿verdad?.

           Esta vez no he sido yo quien, para restar tensión al hogar, lo ha abandonado temporalmente para cantar un par de canciones en el coche o se ha limitado a dar un despejante paseo que invite a la meditación o a la reflexión. 

           Pero sí que he dejado de centrarme en el articulado de esa parte del temario para abrir este nuevo post de mi blog en su lado más personal... 

          La escritura apacigua de un modo similar al modo en que la música amansa a las fieras... Se habla del peligro del lenguaje escrito en los wasaps o en las redes sociales, pero en este caso el lenguaje escrito sólo supone un peligro para la sinrazón y la soberbia. Constituye un bálsamo y un rincón para hacer una crónica de lo acontecido de forma agria al mismo tiempo que facilita una búsqueda intuitiva de soluciones o remedios que bullen en la sacudida mente del ser de uno mismo.

        ¿Y ahora qué? Me he tranquilizado o he puesto orden a la descripción del conflicto, pero me siento como un traidor de mi propia cesta de valores entre los que no cuentan los actos violentos ni la vehemencia como arma para contrarrestar una crisis. Posiblemente sea como cualquier cabra que tira pa'l monte. Así que menos pajaritos, Fran Patricio, y sigue aprendiendo.

        

        

sábado, 30 de marzo de 2024

El desplome

         Fue una sesión acordada sin especial motivación. Por supuesto, con motivos, con razones de peso, con agrado, pero carecía en apariencia de urgencia.

        Javier ya había tenido dos sesiones con Fran Mateos y es justo decir que algún avance había experimentado en la forma de relacionarse con su madre, pero ocurre que somos poco constantes y ni él ni yo aplicamos la máxima de repetirnos el mensaje que nos permita interiorzar el "truco" que nos lleve a la aceptación total del carácter de Macarena: "1º) Ella es así; 2º) No puede remediarlo o evitarlo; 3º) Lo hace por tu bien.".

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        El caso es que Javier entró en crisis y la tutora llamó a Macarena para decirle que se había extrañado de los resultados de la segunda evaluación: tres suspensos y sin entregar ciertas tareas. La madre casi colapsa con la noticia y, tras encajarla, justifica a su hijo diciendo a la servicial profesora que puede que la causa del descenso en el rendimiento se deba a que hemos estado a punto de separarnos...

        Es una justificación quizás en señal de defensa de nuestro hijo, pero es muy probable que debamos ahondar en el problema que no es tanto que haya suspendido como que nuestra relación haciendo aguas haya afectado a nuestro hijo más joven que tiene muy cerca terminar 2º de Bachillerato y al que en definitiva le haya podido sumir en un estado cercano a la tristeza y al bloqueo.

        Lejos de reconvenirle por sus calificaciones, nos acercamos para preguntarle si había algún problema, tal vez yo más precipitadamente que Macarena quien hizo gala de su pragmatismo (sereno en esta ocasión) y le invitó a organizarse y a estudiar con mayor concentración en un lugar más ajeno a la dispersión o las distracciones. Y el chaval hizo caso. Ahí está poniendo de su parte sin cuestionar el consejo materno, pero sí que reincidiendo en su proceder desordenado siendo esto origen de un par de episodios de tensión entre madre e hijo, lo cual me llevó a procurar una tercera sesión con nuestro psicoterapeuta sevillista. 

        Pero Javier "no tiene el día" y declina mi propuesta y Fran Mateos, amablemente solícito, me invita a que quedemos para respaldar mi propio proceso de mejora personal.

        Como fije al principio, no había un motivo particularmente acuciante para visitar a mi tocayo asesor, pero vi en su ofrecimiento una oportunidad para tratar varios puntos y uno de ellos era por supuesto el propio Javier.

        Fran Mateos considera probable que Javier no entienda bien las cosas y que debería tratar de comprenderlas sin recurrir a la memorización pues, en el momento en que falla una sola palabra, lo demás se tambalea... Así que es mejor que trate de entenderlas y explicarlas con sus palabras. De hecho, me contó que tenía una paciente de la misma edad de Javier y le había dado ese consejo ante el resultado de seis asignaturas suspensas, logrando aprobarlas todas en la actual evaluación.

        Y respecto a la discusión de Javier con Macarena, el ambiente se hacía insoportable hasta el punto en que, trasladándoles a una clínica dental donde ambos tenían cita, tuve que exigirles calma dado el riesgo de que me transmitieran esa tensión tan perjudicial para la conducción segura que hay que cumplir en todo momento al volante de un coche. Pero no quise perder la oportunidad de decirle a mi hijo delante de su madre que no es normal que sea tan desordenado incluso en un día en que tenemos una cita y que, pese a yo aceptar su falta de orden habitual. él debía admitir tal defecto y poner remedio. Él respondió en un tono algo enojado que lo admitía, pero sorpresivamente pasó al silencio cuando le expresé que no lo consideraba tonto y que, al contrario, era listo y que por eso mismo yo no entendía esta falta de actitud más organizada y que le llevaba a encontronazos continuos con su madre. 

        Por este motivo, Fran me recordó los tres puntos cruciales para aceptar a Macarena: "1º) Ella es así; 2º) No puede remediarlo o evitarlo; 3º) Lo hace por tu bien.".

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        El segundo apartado que yo llevaba anotado era Macarena y mi tocayo abordó por enésima vez mi resistencia a aceptar su diferente personalidad. Debería verla como un complemento:

        - Tú eres sensible, bohemio, poco práctico - me decía Fran Mateos - Ella es el contrapunto a tu personalidad.

        Me dijo que debo aceptar que realmente la quiero aunque no tanto como cuando estaba enamorado.

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        Hedonismo era el tercer punto previsto de forma improvisada en mi libreta camino de la consulta... Fran me dijo que debía pasar página de verdad en el sentido de que aquella oportunidad pasó, que no quise aprovecharla por mi mujer y que aquella oportunidad tiene a otra persona y que por supuesto no quiere saber nada de mí.

           En este apartado, surgió un tema delicado, personal e íntimo: el de mi "libido". El psicoterapeuta, lejos de preocuparse, no sólo le restó importancia, sino que creí ver en su reacción algo de ensalzamiento y aprobación por sentirme vivo ya que demuestro tener salud y ganas de vivir y porque considera que la sexualidad es individual y sana.

        Tras tantos años juntos, he de valorar que mi mujer me gusta fisicamente. El terapeuta sevillista me asegura que hay hombres que aborrecen a sus mujeres tras un largo tiempo de convivencia y piensa que yo quiero a la mía más de lo que creo, no debiendo compararme con su grado de enamoramiento ya que ello me hace sentir en deuda con ella. 

        He de tener en cuenta los pasos que estoy dando: "más cariñoso...más tolerante".

        Me exijo demasiado en general:

            - Debo darme permiso a tener fallos y ser humano.

          - Mi naturaleza es distinta a la de ella: mi concepto de "disfrute" frente al suyo de "que no nos falte de nada".

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        Para terminar...el tema de mi madre y mis recuerdos de ella... y brotaron cosas y surgió...mi padre... Y aquellos brotes de sensaciones escalaron desde un nivel de enigmática apatía hasta un punto donde el abismo emocional se atisbaba desde unos ojos que empezaron a humedecerse...

        ...porque esa inquietud aséptica sobre mi falta de añoranza, amor y cariño hacia la figura de mi madre seguía chocándome ya que, tras su muerte hace casi 11 años (8 de mayo de 2013), no he derramado aún una lágrima por ella. Esto lo plasmé en una conversación con mis hermanas y posteriormente en un post en otro blog al que di el título de "Ni una lágrima"

        Suena burdo, ¿verdad?... Suena injusto... No parece natural... Todo el mundo recuerda a su madre: "como mi madre, nadie cocina igual"..."mi madre era la mejor del mundo"..."la echo tanto de menos"... "la echo en falta a cada segundo...".

        La cuestión es que ignoro el porqué de mi falta de emoción, de cariño o anhelo...y lo plasmo y no lo dejo estar, no lo dejo fluir, no lo asumo como algo natural aunque atípico.

        Fran Mateos irrumpe en mi secuencia de autoacusaciones para sentenciar a mi favor y dictar que "no se puede obligar a los sentimientos". Mis padres no podían obligarme a nada respecto a los sentimientos...

        ...y yo le vuelvo a decir que no lloré por mi madre tras morir y pese a que ella fue la mayor sufridora en vida que he conocido...pero sí que experimenté por mi padre sensaciones tras su muerte (2 de abril de 2001), siendo prueba de ello que aparecía en muchos de mis sueños viviendo solo en un piso oscuro y a mí eso me llevó a conmoverme. "Murió" en vida cuando yo contaba sólo con 13 años... y, sin embargo, cuando murió realmente cuando yo tenía 34, vinieron mis reacciones emocionales... 

        Y efectivamente, avergonzado ante el eficiente psicólogo, mis ojos ganaron humedad...y lo peor fue que mi voz empezó a quebrarse mientras contenía a duras penas la proliferación de lágrimas al mismo tiempo que reconocía que en el caso de mi padre sí tuve recuerdos emotivos y sentía no haberme portado bien con él pues fui frío y gélido y mi corazón le rechazó justo iniciando mi adolescencia hasta muchos años después, tras su muerte.

        Tal vez no sea éste el post adecuado para explayarme sobre mi propia autocrítica por no rendir un homenaje justo a la memoria de mi madre, mujer que me dio la vida y que me dio una extraordinaria lección en tiempos aún no democráticos cuando, contando con sólo 8 o 9 años a lo sumo, increpé a una señora musulmana en Melilla que se hallaba trabajando en el portal del bloque donde vivíamos por llamarme la atención y pisar el suelo mojado que acababa de fregar... 

        Yo era el encargado habitual de "hacer los mandados" en casa y venía desde la tienda de Ismael, propiedad de una familia también musulmana que siempre me trató con un especial cariño desde que era casi un bebé y me llamaban Paquito y todo era amabilidad, buenas palabras y simpatía con un chaval que mucho tiempo atrás, quizás con apenas 5 años, había recibido el ataque de una gata que defendió instintivamente la integridad de sus cachorros al verlos en brazos de Paquito acurrucados por éste tan pequeños y entrañables bajo el hueco del mostrador por donde se accedía al interior de la tienda... Mis propios brazos llenos de arañazos quedaron grabados en mi memoria y quizás han sido siempre un motivo de excesivo respeto ante la presencia de gatos en mi entorno.

        Tomo el hilo del relato del episodio donde se produjo la discusión con la mujer ataviada con el tradicional ropaje marroquí, que recuerdo de color blanco aunque no especialmente claro, para los menesteres de su momento laboral y, tras atravesar el mojado portal, ésta me recriminó el poco cuidado que puse al pisotear el trabajo por ella desempeñado... Yo iba cargado con las bolsas de la compra y semejante reproche no me sentó nada bien... Así que, tirando de soberbia y orgullo, no me quedé callado pese a lo niño que era... Y las voces llegaron a los atentos oídos de mi madre que se hallaba en el primer piso donde vivíamos:

        - ¿Qué ocurre, Francisco Javier?

        - Nada, mamá...que me ha reñido la mora por pisar el portal cuando he entrado con los mandaos.

        - Claro, es que has pisoteado el suelo que ella ha fregado y así no se habla además a una persona.

        - Pero si es simplemente una mora, mamá...

        - Da igual, Francisco Javier: todos somos hijos de Dios. Y esa mujer merece el mismo respeto. No vuelvas a referirte así a ninguna persona.

        Éste es el mejor recuerdo de mi madre... Importante, grande, noble, humano, piadoso, razonable, solidario...

        Sin embargo, en mi corazón, no hay un pálpito emocional que despierte en mí el más leve estremecimiento por cariño o aprecio.

        Lejor de rendir un tributo a mi madre, traje a colación ante Fran Mateos la conversación con mis hermanas siempre tan generosas en palabras y recuerdos positivos hacia nuestra progenitora contrastando con mi apatía emocional como hijo. Les narré ciertas agresiones, pero no estaba seguro si éstas eran el motivo de mi falta de recuerdos cariñosos... 

        Realmente yo no siento rencor o creo no sentirlo, pues trato de poner en la balanza el hecho de que ella me dio la vida, me alimentó, me cuidó, se preocupó de que fuera educado y rindiera en los estudios, sufrió por mi frágil salud tal vez atormentada por el recuerdo de la repentina muerte de su hija Inmaculada con sólo 4 añitos...

        Sin embargo, me referí a palizas, agresiones...y las sigo percibiendo como injustas a pesar de que multitud de personas pertenecientes a mi generación dan por buenas tales muestras de violencia ante un simple rechistar o una conducta ligeramente desviada.

        No me remuerde la conciencia por no sentir cariño por mi madre, pero de modo objetivo tal vez pretenda exhibir mi injusta nula memoria cariñosa para con ella.

        Fran Mateos intenta corregir mis pensamientos.. No se me puede obligar a ciertos sentimientos...

       Cuando con 13 años, mi corazón cerró las puertas a mi padre fue porque lo que hizo no tenía cabida o no encajaba en mi mente... Y si con mi madre no tuve, al cabo de los años de tanto menosprecio por parte de él hacia ella, más empatía y cariño, puede que fuera porque lamentase que ella no le hiciera frente y fuera tan pasiva... Pero hasta esa dejadez la veía yo normal... Ella no sabía hacer otra cosa que estar en casa y hacer lo propio que se presuponía que le correspondía, Eran otros tiempos, ¿verdad?... Pero, ¿por qué sigo sin ponerme en su lugar y arrancarme un minúsculo jirón de amor hacia ella? 

        Lo dejo aquí... Esto empieza a ser tóxico pues no identifico mi sentimiento o quizás sí tenga clara localizada la clara falta del mismo. Me falta quizás aceptarlo.

        Y Míster Fran me ayuda con su mensaje:

            "Cometes el fallo de sentirte culpable por los sentimientos. Y los sentimientos no son                             voluntarios, sino consecuencia de lo que hagan las personas por nosotros...No se puede querer              a la fuerza... Recuerda que la condición de la culpa es querer hacer daño y tú no has querido                 hacer daño ni a tu padre ni a tu madre. Cero culpas. Y aceptar que lo que se siente no puede                 ser impuesto por parentesco, sino que es consecuencia de nuestro comportamiento"


                    "Palizas... El miedo no es compatible con el amor" 

        

            



lunes, 24 de enero de 2022

Incontinencias verbales y escritas

    Mi hijo mayor hace llegar desde Madrid un ramo de flores para su madre aquí en Sevilla por su 51º cumpleaños... Mis regalos, consistentes en dos libros que versan sobre la alimentación sana y su influencia en nuestras conductas, una sudadera informal con motivos musicales y una botella de vino blanco "Tierra Alta", no agradan tanto como el elegante ramo con el que David ha agasajado a Macarena. No me molesta la discrepante valoración entre mis regalos y el de nuestro hijo, pero en un grupo reducido de "wasap" familiar hago ver lo complicado que es complacer a mi mujer... Pocos minutos más tarde me llevo el reproche de David porque considera que mi comentario estaba fuera de lugar... Mi sarcasmo tan presente en los últimos tiempos tiene un efecto venenoso sobre la percepción de mis palabras y desencadena la sinceridad intervencionista de mi hijo... Este es un nuevo capítulo de mi falta de contención en los pensamientos.

    Unos días más tarde, un concejal de una formación progresista del Ayuntamiento de Zaragoza ve cómo se le escapa un desafortunado calificativo hacia la persona del alcalde de Madrid. Su actitud es inmediatamente puesta en entredicho por la persona responsable de la dirección del pleno municipal. El concejal reconoce que se ha equivocado, pero no demuestra un arrepentimiento sincero. Ese mismo día una publicación del periódico "Público" recoge la noticia y no puedo evitar expresar en Facebook mi contrariedad por la falta de respeto de Alberto Cubero hacia la persona del alcalde de Madrid, al ser ofensivo con un rival político. Y dejé claro que en política se puede ser muy distinto en la forma de pensar y de actuar, pero eso no justifica que se insulte o falte al respeto al adversario. Las reacciones a mi comentario no se hicieron esperar, pero en ningún caso recibí un ataque o una crítica grosera.

    Dos de mis sobrinas dan positivo en Covid y tienen que confinarse. Una de ellas no pide la baja y teletrabaja. Le hago ver en el grupo de wasap correspondiente que debe cuidarse y recibir la baja, pero tanto ella como una de sus hermanas responden que se encuentra bien y que ello no le impide trabajar desde su habitación y que cada opinión es respetable. Yo les argumento que eso está muy bien y que las entiendo, pero que tengan cuidado con los abusos de las empresas. Como mi consejo no pedido podía tener mal efecto, recalqué que lo decía por su bien y que tuvieran cuidado pues las empresas no tienen en cuenta muchas veces tu generosa entrega...

    Mi compañero de colaboraciones audiovisuales, Jesús LG, consigue terminar el vídeo de la canción "Son cuatro días" con la magistral colaboración de Jucho aportando dibujos ilustrativos sobre el tiempo que empleamos conectados a las redes sociales y a la televisión y con la elegante y bella voz de Eva García-Diéguez en la canción compuesta por Jesús donde él además toca la guitarra y la percusión y yo incorporo bajo, piano y sintetizador. El resultado es ciertamente bonito y edificante. Jucho, Jesús y yo estamos conectados en uno de los pocos grupos de wasap que mantengo y se me ocurre bromear con comentarios procaces para darle algo de animosidad a las conversaciones... En un contexto de simple intercambio de esfuerzos artísticos, mi exabrupto pareció estar de más...

    Son algunos ejemplos de mis nuevas incontinencias en mis intervenciones y declaraciones...

sábado, 30 de octubre de 2021

Bromas poco acertadas

         Llevo años pensando que pasé de ser una persona muy callada y discreta a ir convirtiéndome en un tipo más desinhibido y mordaz...

        La desinhibición fue calando más en el trato personal directo, en las conversaciones o en los encuentros casuales en escenarios más bien ociosos y de escasa seriedad como parques de niños o recintos caninos. Esta desinhibición es positiva pues logra conectarte con el resto de seres y enriquecerte aunque sea de un modo superfluo y social.

        Pero la mordacidad de vez en cuando ha ido apareciendo inyectada en foros escritos donde el uso del móvil ha introducido la casi absoluta obligatoriedad de la respuesta inmediata... 

        Soy una víctima y también un verdugo de este desafortunado estado de dependencia tiránica a las redes sociales y a las conversaciones de móvil. Mi falta de contención me lleva a autodescubrirme y a observarme como alguien a quien falta cierta capacidad de "escucha" y que se muestra lenguaraz e inoportuno... ¿Por qué? ¿Por ser discrepante, diferente o sencillamente tener otros gustos?

        Entre los pensamientos sanos que por suerte se manifiestan en publicaciones informales y desinteresadas en alguna red social (en este caso, ya no tan desafortunada) del mismo modo que en tiempos pasados se han proclamado en forma de dichos o refranes, cada vez me seduce más asumir uno que viene a transmitir algo así como que "es mejor el silencio que la sinceridad perturbadora". Entiéndase esta clase de sinceridad como aquella que es realmente innecesaria o está de más, por ser dañina o tóxica, por herir a buenas personas sin motivo justificado salvo que uno quiera justificar su propia mordacidad o discrepancia.

        Mi móvil está a punto de morir... Mejor dicho, el antiguo móvil que hace aproximadamente un mes "heredé" de mi hijo mediano. Es decir, conociéndoseme como adicto a este aparatejo, cualquiera pensará que puedo entrar inminentemente en estado de pánico... Pero digo yo: ... o bien aprovechar esta "trágica" tesitura como una bendita oportunidad para reflexionar sobre un cambio de actitud y la consecución de una amplitud de miras que me permitan recuperar y/o fomentar mejores hábitos.

        La razón de esta nueva publicación nació ayer por la tarde al mantener una conversación de "wasap" con un amigo con el que colaboro habitualmente en la creación de canciones casi siempre compuestas por él y que dan servicio al estilo de banda sonora a montajes audiovisuales de carácter paisajístico rural, histórico o incluso social del día a día. Jesús LG es una persona a la que apasiona la Historia y, sobre todo, de la tierra en la que reside desde hace unos veinte años: Extremadura. Jesús es amante de la música tranquila, hecha por buenos cantautores, cantada sobre todo por bellas voces femeninas, escrita con versos maduros e impregnados de emociones y elegancia... Jesús es un clásico que gusta del sonido procurado por instrumentos tradicionales tanto convencionales como rústicos... Esto es un mérito en un contexto en el que la saturación tecnológica musical demanda desde hace muchos años continuas actualizaciones...

        Aprovecho que mi móvil está a punto de empezar a dar estertores y no me permite comunicarme con Jesús por wasap para reconocer que tal vez fuera él (ayer viernes por la tarde) una víctima de alguna de mis impertinencias. Él, que por fin parece haber decidido hacerme caso y acceder a comprar una tarjeta de sonido que le facilite mayor calidad en las grabaciones de sus interesantes grabaciones, recibió como respuesta mía un mensaje escéptico en forma de reprimenda cariñosa espetándole algo así como "no te me vayas a enfriar por el camino y te me vayas a comprar un cencerro o una zambomba, pues eres más bien tradicional".


domingo, 24 de octubre de 2021

Terminando Rara Saudade

 

Decía que...


        "...Me siento un hombre sincero que por fin aguanta la honestidad

         ... de aquellos que nunca supieron en qué universo colocaba / jugaba mi mal...."


    Y continúo...


   "En el día a día encuentro a puristas  que decidieron nunca cambiar

    Y sigo palpando el orgullo de los que despotrican... Lo suyo es juzgar...

    ...A aquellos que se han atrevido a agitar con peligro su inmovilidad

     …formada a base de dogmas y de férreos bloques de lo convencional/normal.

 

                           (Solo de guitarra o piano entre minutos 3:08 y 3:32)

 

                El pasado que nos asedia por heridas que no se cierran

               La poltrona que nos estanca... El prejuicio por lo desigual


     Me siento un hombre con suerte y absurdo por no saberla sentir

    Quizás la clave se encuentre en sencillamente apostar por gozar

    Así actúa la gente por unas sonrisas  y poder soñar

    Así de sencilla es la vida… ¿Por qué dejarla marchar?


    

viernes, 22 de octubre de 2021

 Completando "Rara Saudade"

   Quedaste inconclusa por mi falta de empuje o quizás por mi dispersión... Trataré de perfilarte hoy, casi 8 meses más tarde. Decía en aquel post del 3 de marzo en mis dos últimas líneas:

    "Me siento un hombre sincero que por fin aguanta la honestidad...

      ... de aquellos que nunca supieron en qué universo colocaba / jugaba mi mal."

   Realmente, no sé qué idea pululaba por mi mente en aquel momento para reflejar tales palabras. ¿Quizás quise decir que al fin acepto las críticas u observaciones de quienes se atreven a juzgarme... o el reproche de alguien en concreto? ¿Estaba acaso recreándome en algún viejo y nocivo recuerdo que legitimaba mi extraño actuar (o no actuar) en determinadas ocasiones y de cuya existencia los demás no podían sospechar?

   Tras esta egocéntrica reflexión que me llevó a creerme inconscientemente el centro del universo, consideraré un aspecto más humilde y realista. Me gustaría dotar al mismo de esa mínima belleza que requiere el texto de una canción... Estoy despierto desde las 5:15 de la mañana... Tengo que levantar a mi hijo Javier... Debo desayunar... Hay que sacar a Yako... 

    Pero prometo retomarte, Rara Saudade.