Mi hijo mayor hace llegar desde Madrid un ramo de flores para su madre aquí en Sevilla por su 51º cumpleaños... Mis regalos, consistentes en dos libros que versan sobre la alimentación sana y su influencia en nuestras conductas, una sudadera informal con motivos musicales y una botella de vino blanco "Tierra Alta", no agradan tanto como el elegante ramo con el que David ha agasajado a Macarena. No me molesta la discrepante valoración entre mis regalos y el de nuestro hijo, pero en un grupo reducido de "wasap" familiar hago ver lo complicado que es complacer a mi mujer... Pocos minutos más tarde me llevo el reproche de David porque considera que mi comentario estaba fuera de lugar... Mi sarcasmo tan presente en los últimos tiempos tiene un efecto venenoso sobre la percepción de mis palabras y desencadena la sinceridad intervencionista de mi hijo... Este es un nuevo capítulo de mi falta de contención en los pensamientos.
Unos días más tarde, un concejal de una formación progresista del Ayuntamiento de Zaragoza ve cómo se le escapa un desafortunado calificativo hacia la persona del alcalde de Madrid. Su actitud es inmediatamente puesta en entredicho por la persona responsable de la dirección del pleno municipal. El concejal reconoce que se ha equivocado, pero no demuestra un arrepentimiento sincero. Ese mismo día una publicación del periódico "Público" recoge la noticia y no puedo evitar expresar en Facebook mi contrariedad por la falta de respeto de Alberto Cubero hacia la persona del alcalde de Madrid, al ser ofensivo con un rival político. Y dejé claro que en política se puede ser muy distinto en la forma de pensar y de actuar, pero eso no justifica que se insulte o falte al respeto al adversario. Las reacciones a mi comentario no se hicieron esperar, pero en ningún caso recibí un ataque o una crítica grosera.
Dos de mis sobrinas dan positivo en Covid y tienen que confinarse. Una de ellas no pide la baja y teletrabaja. Le hago ver en el grupo de wasap correspondiente que debe cuidarse y recibir la baja, pero tanto ella como una de sus hermanas responden que se encuentra bien y que ello no le impide trabajar desde su habitación y que cada opinión es respetable. Yo les argumento que eso está muy bien y que las entiendo, pero que tengan cuidado con los abusos de las empresas. Como mi consejo no pedido podía tener mal efecto, recalqué que lo decía por su bien y que tuvieran cuidado pues las empresas no tienen en cuenta muchas veces tu generosa entrega...
Mi compañero de colaboraciones audiovisuales, Jesús LG, consigue terminar el vídeo de la canción "Son cuatro días" con la magistral colaboración de Jucho aportando dibujos ilustrativos sobre el tiempo que empleamos conectados a las redes sociales y a la televisión y con la elegante y bella voz de Eva García-Diéguez en la canción compuesta por Jesús donde él además toca la guitarra y la percusión y yo incorporo bajo, piano y sintetizador. El resultado es ciertamente bonito y edificante. Jucho, Jesús y yo estamos conectados en uno de los pocos grupos de wasap que mantengo y se me ocurre bromear con comentarios procaces para darle algo de animosidad a las conversaciones... En un contexto de simple intercambio de esfuerzos artísticos, mi exabrupto pareció estar de más...
Son algunos ejemplos de mis nuevas incontinencias en mis intervenciones y declaraciones...