sábado, 30 de octubre de 2021

Bromas poco acertadas

         Llevo años pensando que pasé de ser una persona muy callada y discreta a ir convirtiéndome en un tipo más desinhibido y mordaz...

        La desinhibición fue calando más en el trato personal directo, en las conversaciones o en los encuentros casuales en escenarios más bien ociosos y de escasa seriedad como parques de niños o recintos caninos. Esta desinhibición es positiva pues logra conectarte con el resto de seres y enriquecerte aunque sea de un modo superfluo y social.

        Pero la mordacidad de vez en cuando ha ido apareciendo inyectada en foros escritos donde el uso del móvil ha introducido la casi absoluta obligatoriedad de la respuesta inmediata... 

        Soy una víctima y también un verdugo de este desafortunado estado de dependencia tiránica a las redes sociales y a las conversaciones de móvil. Mi falta de contención me lleva a autodescubrirme y a observarme como alguien a quien falta cierta capacidad de "escucha" y que se muestra lenguaraz e inoportuno... ¿Por qué? ¿Por ser discrepante, diferente o sencillamente tener otros gustos?

        Entre los pensamientos sanos que por suerte se manifiestan en publicaciones informales y desinteresadas en alguna red social (en este caso, ya no tan desafortunada) del mismo modo que en tiempos pasados se han proclamado en forma de dichos o refranes, cada vez me seduce más asumir uno que viene a transmitir algo así como que "es mejor el silencio que la sinceridad perturbadora". Entiéndase esta clase de sinceridad como aquella que es realmente innecesaria o está de más, por ser dañina o tóxica, por herir a buenas personas sin motivo justificado salvo que uno quiera justificar su propia mordacidad o discrepancia.

        Mi móvil está a punto de morir... Mejor dicho, el antiguo móvil que hace aproximadamente un mes "heredé" de mi hijo mediano. Es decir, conociéndoseme como adicto a este aparatejo, cualquiera pensará que puedo entrar inminentemente en estado de pánico... Pero digo yo: ... o bien aprovechar esta "trágica" tesitura como una bendita oportunidad para reflexionar sobre un cambio de actitud y la consecución de una amplitud de miras que me permitan recuperar y/o fomentar mejores hábitos.

        La razón de esta nueva publicación nació ayer por la tarde al mantener una conversación de "wasap" con un amigo con el que colaboro habitualmente en la creación de canciones casi siempre compuestas por él y que dan servicio al estilo de banda sonora a montajes audiovisuales de carácter paisajístico rural, histórico o incluso social del día a día. Jesús LG es una persona a la que apasiona la Historia y, sobre todo, de la tierra en la que reside desde hace unos veinte años: Extremadura. Jesús es amante de la música tranquila, hecha por buenos cantautores, cantada sobre todo por bellas voces femeninas, escrita con versos maduros e impregnados de emociones y elegancia... Jesús es un clásico que gusta del sonido procurado por instrumentos tradicionales tanto convencionales como rústicos... Esto es un mérito en un contexto en el que la saturación tecnológica musical demanda desde hace muchos años continuas actualizaciones...

        Aprovecho que mi móvil está a punto de empezar a dar estertores y no me permite comunicarme con Jesús por wasap para reconocer que tal vez fuera él (ayer viernes por la tarde) una víctima de alguna de mis impertinencias. Él, que por fin parece haber decidido hacerme caso y acceder a comprar una tarjeta de sonido que le facilite mayor calidad en las grabaciones de sus interesantes grabaciones, recibió como respuesta mía un mensaje escéptico en forma de reprimenda cariñosa espetándole algo así como "no te me vayas a enfriar por el camino y te me vayas a comprar un cencerro o una zambomba, pues eres más bien tradicional".


domingo, 24 de octubre de 2021

Terminando Rara Saudade

 

Decía que...


        "...Me siento un hombre sincero que por fin aguanta la honestidad

         ... de aquellos que nunca supieron en qué universo colocaba / jugaba mi mal...."


    Y continúo...


   "En el día a día encuentro a puristas  que decidieron nunca cambiar

    Y sigo palpando el orgullo de los que despotrican... Lo suyo es juzgar...

    ...A aquellos que se han atrevido a agitar con peligro su inmovilidad

     …formada a base de dogmas y de férreos bloques de lo convencional/normal.

 

                           (Solo de guitarra o piano entre minutos 3:08 y 3:32)

 

                El pasado que nos asedia por heridas que no se cierran

               La poltrona que nos estanca... El prejuicio por lo desigual


     Me siento un hombre con suerte y absurdo por no saberla sentir

    Quizás la clave se encuentre en sencillamente apostar por gozar

    Así actúa la gente por unas sonrisas  y poder soñar

    Así de sencilla es la vida… ¿Por qué dejarla marchar?


    

viernes, 22 de octubre de 2021

 Completando "Rara Saudade"

   Quedaste inconclusa por mi falta de empuje o quizás por mi dispersión... Trataré de perfilarte hoy, casi 8 meses más tarde. Decía en aquel post del 3 de marzo en mis dos últimas líneas:

    "Me siento un hombre sincero que por fin aguanta la honestidad...

      ... de aquellos que nunca supieron en qué universo colocaba / jugaba mi mal."

   Realmente, no sé qué idea pululaba por mi mente en aquel momento para reflejar tales palabras. ¿Quizás quise decir que al fin acepto las críticas u observaciones de quienes se atreven a juzgarme... o el reproche de alguien en concreto? ¿Estaba acaso recreándome en algún viejo y nocivo recuerdo que legitimaba mi extraño actuar (o no actuar) en determinadas ocasiones y de cuya existencia los demás no podían sospechar?

   Tras esta egocéntrica reflexión que me llevó a creerme inconscientemente el centro del universo, consideraré un aspecto más humilde y realista. Me gustaría dotar al mismo de esa mínima belleza que requiere el texto de una canción... Estoy despierto desde las 5:15 de la mañana... Tengo que levantar a mi hijo Javier... Debo desayunar... Hay que sacar a Yako... 

    Pero prometo retomarte, Rara Saudade.


    

viernes, 27 de agosto de 2021

Vale la pena (canción)

   El 20 de julio de 2021, escribí esta letra para una canción compuesta por Jesús López Gómez, quien me envió una grabación instrumental de su propia interpretación con la guitarra acústica.

   Tras crear esa letra, añadí a la grabación de Jesús, dos pistas de bajo y piano así como una tercera con mi voz.

        Vale la pena (letra de Fran Patricio para una canción de Jesús López Gómez)

"Vale la pena empezar de cero
  Hay días duros que no termino entero
  Una resaca agria acentúa mi dolor y
  el sabor rancio que me deja una traición.

   Frecuento antros en los que nunca encuentro
   Almas gemelas ni un mísero remedio  Persigo       ilusiones desnudas de alcohol  y acabo rodeado     de emociones sin pudor.

Vale la pena la jornada de sudores
No hay trago amargo mientras no te abandones...
...a extrañas cuitas y absurdos temores
Vale la pena la vida aun con condiciones

    Vale la pena viajar a otros barrios
    Dejar de lado rincones oxidados
    Tu lejanía me acerca a mi interior
    No habrá rutina que arruine la pasión.

    Vale la pena oír nuevos refranes
    De aquellas bocas llegadas de otros mares
    Siguen el rumbo que les marca el corazón
    Huir del miedo se convierte en su razón.

Vale la pena la jornada de sudores
No hay trago amargo mientras no te abandones...
...a extrañas cuitas y absurdos temores
Vale la pena la vida aun con condiciones."

jueves, 26 de agosto de 2021

Tristeza en la arena

    En el último miércoles de un agosto que mi mujer y yo hemos sabido disfrutar con regulares y placenteros paseos a lo largo de la playa de El Portil, fuimos testigos de una triste y dolorosa imagen.

    Como tantas mañanas, difícilmente podíamos evitar el tierno anhelo de nuestro beagle Yako al contemplar a otras razas caninas retozar para deleite de sus paseantes sobre las apacibles arenas de la playa.

     Ese sosegado disfrute, sin embargo, se nos atrancó al encontrar nuestras miradas la escena de dos policías locales interactuando protocolariamente con una pareja, supuestamente dueña de un gran bóxer al que llevaban correctamente atado. Nuestra curiosidad empezó a generarse empujada por la duda sobre la prohibición de llevar perros por la playa pese a que no serían ni las diez de la mañana y además el animal estaba perfecto controlado...

     Macarena se limitó a exteriorizar un interrogante que ambos teníamos: "¿Afán recaudatorio municipal?"... Tras chocar con la penosa realidad, pensamos que ojalá hubiera sido eso.

     El lado izquierdo de nuestra visión estaba ocupado por el plano integrado por los policías y el hombre y la mujer con el enorme perro y, por un inconsciente instante, no quisimos ver el auténtico motivo de aquella gestión policial: a nuestra derecha yacía el inerte cuerpo de un perro inmóvil, tumbado sobre el húmedo suelo de un trozo de El Portil que apenas una hora antes bañaban las atlánticas olas de un océano cuya marea se hallaba en proceso de bajada.

     El perrito, de color marrón claro, se encontraba sin vida y llevaba aún en su frágil cuello el collar puesto del que pendía la correa a la que unos minutos antes probablemente se aferraba su angustiado dueño al ver cómo su matutino paseo playero era arruinado por el ataque del hermoso ejemplar cuya documentación reclamaban aquellos representantes de la autoridad.


miércoles, 3 de marzo de 2021

Rara Saudade

   Hoy es mi cumpleaños... No abrazo el día con una especial inquietud... Hay que vivir y sentir cada momento siempre y cuando las circunstancias no sean especialmente adversas... Hay que avanzar y no bloquearse... Hay que arreglar y no arrugarse...

   Dejo aquí la letra para una composición musical en LA menor 7ª que invita a la nostalgia y a la melancolía... La canción es de agosto de 2020 ... La letra es del 28 de febrero de 2021 ... Los retoques son de hoy mismo, 3 de marzo, día que cumplo 54 años, y están en roja cursiva... 

   El tema está imperfecto e inconcluso...


“RARA SAUDADE”

 

Sentir cómo las horas pasan y temer no saber afrontar

Las últimas sombras del día en una jornada que acaba mal

Mirando el pasado, lamento no haber construido un alma capaz

De hacer llegar a mi mente dormida el gusto de saberme amar

 

Intuyo el futuro incierto y acosado por una angustiosa señal

Temiendo llegar a viejo envuelto en la misma apatía sin más

Derrocho mi intensa y loca energía en forma de frase mordaz

Y trago mi amargo aliento para acentuar más mi ansiedad / agriar nuestra realidad

               

El futuro que me atormenta por desgracias que no llegan

                La ignorancia que me bloquea es (sin duda) la ruina mental

 

Observo el presente inquieto y lleno de arrugas que me advertirán

De roces y dardos lanzados con un torpe (y vil) don de la ubicuidad

Recojo respuestas vacías o bien en/por  silencio recibo maldad

Sutiles ideas de experto que escarba en la tierra de su soledad

 

Me siento un hombre sincero que por fin aguanta la honestidad

De aquellos que nunca supieron en qué universo colocaba / jugaba mi mal.

jueves, 18 de febrero de 2021

Mi yo fantasma rancio del pasado y aquel ángel con el que jamás hablé

    Hace un par de días, envié un mensaje privado a un antiguo compañero del colegio que se gana la vida como ingeniero en una empresa automovilística y además es escritor de novelas habiendo publicado siete hasta el momento. 

    Salvador y yo jamás cruzamos una palabra en el tiempo que fuimos compañeros hace cuarenta años. Era un chaval callado y ceñudo, al menos conmigo... Quizás yo también con él, pero no recuerdo que en algún momento de aquella época hubiera tenido algún sentimiento negativo hacia él o algún mal gesto que le hiciera despertar algún tipo de recelo hacia mí. Simplemente compartíamos el mismo espacio escolar sin mayor trascendencia.

    Las circunstancias que las RR.SS. facilitan han provocado que compartamos otro tipo de espacio, el virtual, pero con una considerable carga de respeto y simpatía, pues aunque no sea empalagoso ni frecuente el trato, sí que es cierto que es abismal al ponerlo en comparación con la inexistencia de intercambio de palabras de los años 1979-1985.

    El mensaje enviado a Salvador el lunes 15 de febrero llevaba la simple intención de advertirle de un supuesto despiste en el post que él acababa de publicar en "feisbuk". No hubo mayor problema y mi antiguo compañero de Claret lo agradeció y rectificó el leve error que había cometido al referirse al mote del profesor de Filosofía que teníamos en C.O.U. sobre el que, aprovechando la oportunidad que el chat nos brindaba para cambiar impresiones, hablamos brevemente en relación con sus virtudes pedagógicas y defectos personales como docente.

    La conversación derivó por derroteros que empezaron a pringarse de incómodos recuerdos míos provocados por el impacto que supuso para mí entrar en el colegio Claret y en la sociedad sevillana. Me venía bien hacer balance memorístico de aquella experiencia, apoyado por la perspectiva (para mí, totalmente desconocida) de mi compañero Salvador quien, a cierta altura de la conversación, agitó mi alma con una confesión: yo no le caía bien.

    Reír fue mi primera reacción ante tan sincera declaración, pues asumo que no caía bien a varios por ser yo un poco raro y taciturno, por timidez quizás, ya que era nuevo y no me sentía precisamente muy integrado... Sin embargo, "Joder" fue una de las expresiones que esbocé cuando Salva me dijo "Tú llegaste de Melilla y traías unas ideas políticas que no me gustaban", añadiendo a continuación: "Un día hiciste un comentario muy hiriente y me provocó un gran rechazo" ...

    Caí en milésimas de segundo en un repentino pero sorprendentemente suave y paradójico estado de "shock". Mi reacción inmediata fue disculparme pese a la enorme cantidad de años transcurridos y lamentar ser un engreído gilipollas.

    Le pedí que, por favor, me dijera qué había dicho para provocar semejante rechazo y si otras personas se habían visto afectadas... Salvador respondió que no lo recordaba bien y que recordaba más la sensación que la frase, por lo que no quería decirme cosas que no fueran verdad.

    Tengo fama de justificarme demasiado y esta ocasión no iba a ser menos para mantener aquella, por lo que le expliqué que, cuando vine a Sevilla y entrar en el Claret, me sentí desbordado por la ciudad, el colegio y el carácter sevillano... Quizás arrastrase un sentimiento de inferioridad que me hizo mostrar esa cara soberbia y aparentar algo que realmente no era... Le aseguré que a los 16 años, dejé atrás esas ideas...

    Salvador me dijo que a esa edad se le perdona todo a un chaval y que "ese tiempo pasó, tú aprendiste y ahora eres una persona que transmite bondad".

    Salvador es homosexual. Nunca lo pensé, nunca lo imaginé... No crucé palabra alguna con él durante el tiempo que compartimos clase en los cursos 7º y 8º de E.G.B.... Pero no me extrañé cuando supe por sus declaraciones en su biografía de "Feisbuk" que lleva años compartiendo su vida con un hombre bueno y que le respeta y le hace feliz y que curiosamente coincide en apodo hipocorístico con el mío actual: Fran

    Ignoro cuál fue aquel desafortunado comentario mío que hirió a Salva y que tan mala imagen cedió de mí. A toro pasado, no me importa tanto mi mala reputación como el daño causado. Pero si fue una frase o un pensamiento atacando la condición sexual de alguien, no fue proferida contra él. 

    Removiendo a duras penas en escuálidos momentos de aquella etapa, solo recuerdo haber faltado al respeto en ese sentido a un compañero que se llamaba Amodeo y fue mientras jugábamos un partido de fútbol. No sé si a oídos de Salvador llegó semejante episodio o fue otro que yo no recuerdo. El caso es que no ha querido pronunciarse y no es cuestión de acosarle con algo ya pasado aunque no olvidado. Agradezco su sinceridad y también es cierto que me habría gustado haber puesto algo de paz en su momento, pero posiblemente no era fácil.

    Salvador es un escritor excepcional. Estoy leyendo su séptima novela, "Nunca sabrás quién fui", y compruebo admirado que nada tiene que envidiar a los autores y a las autoras de los mejores libros que he leído. Salvador es puro sentimiento, estilo y elegancia. 

    Yo he llegado muy tarde a su universo literario, pues ya le confesé hace unos meses por privado que he perdido el gusto por los libros y mi ritmo como lector ha decaído estrepitosamente en favor de otros quehaceres y pasiones: mis tareas domésticas, mi familia, mi perro Yako y la música. Pero, pese a no ser un experto literario, considero que es un escritor genial y muy interesante.

    Añadamos a su calidad como escritor, su don personal como pensador y ser reflexivo. Sus diarias publicaciones en Facebook (ya dejaré por hoy de decir despectivamente "feisbuk") dan fe de sus dotes humanísticas y rabiosamente amenas y atractivas. No tienen desperdicio sus breves y penetrantes relatos vespertinos.

    Ayer noche acudí con Macarena a una misa por la pérdida hace tres meses de un compañero y amigo de Claret. No pudimos ir a su funeral el 24 de octubre del recién acabado 2020 porque mi mujer y yo dimos positivo en Covid-19. El reencuentro lógico con otros compañeros y compañeras terminó con una cordial despedida y ofrecimos a uno de nuestros amigos, Jose Galdón, llevarle a casa pues vive cerca de nuestro barrio. Tras separarse de su mujer, Jose vive actualmente con su anciana madre. Nos reímos cuando nos contó que esta es un poco "rojilla" ya que ve "La Sexta" en lugar de otras clásicas y retrógradas cadenas de televisión. 

    Recordé a Jose que me hizo gracia cuando me comentó que su madre le "riñó" por no acordarse de mí y no invitarme a su boda con Carmen Gema... Aquello fue gracioso pues un despiste así casi es imperdonable, pero ya le dije en su momento que para mí no tenía importancia ni para Macarena tampoco. Llevábamos algunos años casados y hay cosas peores... Pero el modo de recordárselo anoche, saliendo él ya del coche, me dejó un extraño resquemor lleno de duda que me hizo ponerle un mensaje de disculpa antes de acostarme. Jose no se lo tomó mal, pero le dije que a veces soy un cretino, a lo que él respondió riendo que nos estamos haciendo unos "viejos quisquillosos". Le hice ver que yo en cierto modo siempre lo he sido y prueba de ello es que, un par de días antes, un antiguo compañero del Claret, con el que jamás había hablado en persona, me hizo una "confesión" después de cuarenta años. No quise contarle nada (por respeto a la privacidad) de qué se trataba y menos por escrito. 

    Simplemente, sigo siendo consciente de que aún estoy en proceso de mejora, no de construcción, pues a punto de cumplir 54 años, difícilmente puedo aspirar a convertirme en otro ser. 

    Sigo siendo impertinente con los que conozco, pero al menos tengo la oportunidad de confirmar mi acto o bien anularlo o matizarlo con ellos y ellas.

    Pero, ¿a cuántos y a cuántas habré lanzado dardos, inconsciente de su veneno, como hice con Salvador?

      

martes, 16 de febrero de 2021

La "Reconquista"

    El amor no existe... O bien, deja de existir. Es algo constatado científicamente: "es imposible estar diez años enamorado de la misma persona pues quien esté tanto tiempo enamorado o se vuelve loco o muere de un infarto". 

    Recuerdo que hace unos catorce años, una compañera nueva nos preguntaba a una veterana y a mí si el amor se mantiene con el paso de los años. Verónica se sentía enamorada de su pareja y ya empezaba a plantearse esa cuestión antes de la cuenta. Fui yo quien quizás, en ese contexto, se precipitó respondiéndole que "esa nube acaba desapareciendo", pero fue nuestra compañera Eva quien matizó diciendo que "la nube no desaparece sino que se transforma". A Verónica le tranquilizó tal aseveración. A mí me convenció la dulzura y amabilidad de su descripción.

    La elegante explicación de Eva, aparentemente muy acertada, no era infalible pues el amor tal vez no desaparezca del todo, pero deja de ser pleno: de representar un 100% el primer año puede pasar a un 5% en el décimo. El amor no se diluye absolutamente, pero se convierte en el "querer", pasa al estadio del cariño y del aprecio.

    Sin poder o saber evitarlo, empezamos a construir un círculo vicioso que va agrandándose tenazmente. Las tensiones se dan esporádicamente al principio para pasar a ser algo recurrente más tarde llegando a palparse como algo insostenible y desagradable casi a cada instante.

    No se puede cambiar el carácter, la naturaleza de la persona, pero sí el círculo vicioso, la cadena de normalidad. ¿Cómo?:
 
        1º) Aceptando el uno al otro
    
        2º) Si soy más amable, ella también lo será
    
        3º) El círculo de convivencia se volverá mejor.

    Ella me lo viene diciendo hace tiempo: estoy a la defensiva, como no soportando lo que dice, sintiéndome atacado, sacando las uñas...

    Mi pensamiento debe ser:

        A) Ella es como es... Ella es así

        B) Ella no lo hace con maldad

    Es la aceptación "lo que nos puede salvar". No es suficiente con saber cómo es ella y conocerla, sino que hay que aceptarla. Es la mejora manera de lograr que todo sea más fácil, que la convivencia deje de ser tan dura o tan desagradable...



   


domingo, 7 de febrero de 2021

Marmota quemante

     ¿Qué nos ha llevado a aguantarnos durante 25 años de convivencia bajo el mismo techo? ¿La ilusión de un proyecto en común? ¿La ruptura de ataduras a las rancias tradiciones? ¿O acaso no siguen estas presentes en gran medida? ... Ataduras psicológicas, no solo próximas en presencialidad... 

     ¿Quizás lo que nos llevó fue la búsqueda del crecimiento de la familia? ¿La apabullante novedad de cada hijo y sus vitalmente queridos e inevitables crecimiento y crianza? ...

      Durante años, he vivido por y para mi familia... Mi mujer era lo más grande, lo insustituible, lo inigualable e incuestionable... Vinieron ellos y pasaron al primer plano de la preocupación y del amor... y de la involucración.

      Las vidas avanzan y con ellas surgen y crecen las dificultades. Las necesidades básicas de aliento, cariño, higiene, alimentación, educación, formación, etc. se transforman en pilares más complicados donde las exigencias de cada cual evidencian claras discrepancias... Para mí, ellos han superado una fuerte prueba de crecimiento personal y se enfrentan con relativa madurez al difícil cometido de hallar una fuente de sustento gracias a la poca o mucha autonomía adquirida...  A los ojos de su madre, el esfuerzo solo pertenece a ella, quedando yo como un padre desentendido e irresponsable... Sin pronunciar estos calificativos, los deduzco de sus removidas entrañas instintivamente protectoras e intervencionistas... La continua alusión al "día de la marmota" es un dardo desafortunado e hiriente que ha horadado y desgastado esta relación a lo largo de bastantes años. 

     Ella aduce que, si se hubieran puesto hace muchos años unas normas sobre horarios para estudiar así como para el uso de los juegos o aplicaciones tecnológicas, su hastío emocional no sería el mismo.

     Ella lee y quiere que ellos lean... Ella estudia inglés y quiere que ellos lo estudien... Ella es ordenada y quiere que ellos lo sean... Ella NO es feliz y quiere que ellos SÍ lo sean...

     Probablemente nunca haya sido yo el compañero que debió tener a partir de cierto momento... no sé, quizás a partir de cuándo cada uno de nuestros hijos dejó la infancia atrás y empezó a acariciar etapas más complejas que demandaban una mayor atención conjunta como padre y madre... Jamás lo he sabido hacer, quizás porque crecí y acaricié las mismas etapas que mis hijos sin la atención de mis padres, atención cuya falta no les he reprochado aunque sí la he anhelado por circunstancias bien distintas.

     Me habría gustado ser mejor padre, pero no como el que añora Macarena. Me habría gustado ser un mejor padre, no amigo de mis hijos, pero sí atractivo como adulto al que acudir cuando necesitasen una ayuda, un arrimo, una atención, unas risas, un consejo, un tirón de orejas... Pero no he sabido hacerlo.

     Me esforcé por serlo acercándome, insistiendo, obligando a un cariño que no deseaban o que tal vez no necesitaran, mostrándoles la bondad de la música a través de instrumentos o de un simple reproductor, cambiando mi jornada de trabajo evitando que fuera partida para pasar a intensiva aunque fuera de lunes a sábado con tal de dedicarles más horas, llevándolos al parque, enseñándoles a jugar al fútbol pues, según su madre, "el español no sabe relacionarse si no es jugando al fútbol", apuntándolos a equipos donde jugaban como federados suponiendo ello una implicación de muchas horas de tediosa espera en sus entrenamientos diarios y en sus partidos de fin de semana con los consabidos desplazamientos en coche...

     Pero no... Mis hijos no me han necesitado de modo importante a partir de sus adolescencias principalmente. Sin embargo, han salido buenos. Digo buenos, no excelentes... lo suficientemente buenos para ir superando sus estudios y formándose sin grandes complicaciones. Tienen una casa, una familia, no les falta atención por mi parte a la hora de serles cubiertas sus necesidades de ropa limpia, alimentación. higiene en sus habitaciones y en los aseos, tienen un perro cuya incorporación a nuestra familia fue rechazada precisamente por mí llegando a conquistar los corazones de tod@s sin excepción, siendo yo quien se encarga de la mayor parte de sus atenciones con diferencia... Han tenido en mí a un padre que les ha ofrecido ayuda en los estudios y a nivel personal... 

     Ellos lo saben... Ella parece que no.

    .

viernes, 5 de febrero de 2021

Orden

    No necesito estímulos... Me siento vivo, estoy emocionalmente preparado para lo conocido y para lo por conocer.

    Pero quizás con lo que ya tengo, voy sobrao... No sé, la verdad

    Nooo... Seguro que estoy abierto a mucho por descubrir... Pero, ¿es justo, es pertinente, es adecuado, es razonable? ¿Es ético experimentar lo nuevo, lo desconocido...cuando hay tanto viejo y golpeador por lo que luchar, por lo que aprender, por lo que tratar de arreglar...?

   No necesito estímulos... Necesito orden, necesito paz... Quiero cerebro y corazón.

sábado, 30 de enero de 2021

Especie de oración a mi padre

 “PAPÁ”


Hola papá, no quiero llorar

Fui frío y cruel una vez más.

Viste morir a una hija sin más

Viste morir a tu vida sin más.


Y en sueños aún te veo en un oscuro hueco fatal

Solo, apartado, olvidado, triste... Lejos del hogar.


Solo una vez, sufrí tu rigor

Solo una vez, sentí tu lección

Nunca sabré, fuerte papá, 

Qué débil razón te hizo vacilar.


        Y entre el hielo del recuerdo, conservo caliente tu don 

Unas cintas de mis dioses recordaron a mi alma el perdón.


    Hasta siempre, papá... Por favor, no llores más.


viernes, 29 de enero de 2021

Tres años y medio entre nosotros

 Nuestro ya no tan nuevo miembro en la familia: YAKO.

   Yako llegó como cuando te regalan un libro sin haberlo querido recibir porque preferías seguir con tu anodina vida dominada por la "incómoda" zona de confort: para qué quieres un perro si ya tienes muchas obligaciones que afrontar a diario "encantado" y la mayoría en tu casa es asmática.

    Pero no hubo más que tomar entre tus brazos ese "libro" peludo cuya adquisición fue cuestionada por ti férreamente hasta el último minuto y oler su encuadernada animalidad y sentir cómo se convertía en tu regazo en el ser más tierno y maravilloso del mundo, desprovisto ya de las indeseadas e imaginarias páginas que quedarán para momentos más reposados en los que el intelecto de uno se sienta más predispuesto a la lectura. 

    Ya han pasado tres años y medio desde su nacimiento. Con solo cuatro meses, tuvo su primera canción, "Psicodelia acústica para Yako" y fue grabada por pistas (guitarras, bajo, teclado y voz a las que se añadió una de metrónomo-batería). Pero no fue hasta tres años más tarde cuando Jesús López Gómez montaría un documento audiovisual en condiciones con fotografías y vídeos que, en su mayor parte, recogían a Yako siendo un cachorro y, en menor número, ya más crecidito.

     Yako no es que sea uno más, sino que es el ser más mimado y admirado de la casa por tod@s. Tiene "leishmaniosis" detectada en una revisión veterinaria hace un año y medio, pero no presenta síntomas. Tal vez esa detección accidental ha permitido que siga entre nosotros gracias al tratamiento que está recibiendo desde entonces. 

    Yako siempre ha sido simpático, juguetón, travieso y muy glotón... Su alta capacidad olfativa nos tiene en vilo pues el más mínimo despiste en casa le lleva a devorar cualquier vestigio de comida que encuentra. En la calle, pese a ir atado y controlado, nos hace ir pendientes de sus acercamientos a posibles restos de comida que pueden ocasionarle daños o hacerle engordar.

    Cuando lo soltamos en un recinto para perros, su primer impulso le lleva a pedir comida a los humanos y algunos de ellos se molestan por el simple hecho de que el animal pose sus pezuñas en sus ropas no considerando aquellos el entorno en el que se encuentran y en el que debemos asumir estos "terribles riesgos" pues es precisamente ¡un parque para perros!

    Más incómodo resulta el momento en que Yako desencadena esa innata habilidad para robar la comida en forma de chuches caninas que algunos llevan ocultas en sus bolsillos o se las arrebata sin contemplaciones cuando se disponen a repartirlas entre los perros presentes.

    Ya he tenido algún incidente por este tipo de cuestiones y la más reciente no fue precisamente inocente ni agradable, pero la vida te pone a prueba ante situaciones imprevistas.



"Strange days"

Son días extraños los que estoy viviendo. Llegan como un anuncio que trato de esquivar justo cuando se inicia el período estival, cuando prolongo una minúscula agonía del ánimo hasta hacerla ensanchar en forma de angustia... Una temida pesadez y espesura se apoltrona indecentemente en los lugares más vulnerables de mi ser.