Llevo años pensando que pasé de ser una persona muy callada y discreta a ir convirtiéndome en un tipo más desinhibido y mordaz...
La desinhibición fue calando más en el trato personal directo, en las conversaciones o en los encuentros casuales en escenarios más bien ociosos y de escasa seriedad como parques de niños o recintos caninos. Esta desinhibición es positiva pues logra conectarte con el resto de seres y enriquecerte aunque sea de un modo superfluo y social.
Pero la mordacidad de vez en cuando ha ido apareciendo inyectada en foros escritos donde el uso del móvil ha introducido la casi absoluta obligatoriedad de la respuesta inmediata...
Soy una víctima y también un verdugo de este desafortunado estado de dependencia tiránica a las redes sociales y a las conversaciones de móvil. Mi falta de contención me lleva a autodescubrirme y a observarme como alguien a quien falta cierta capacidad de "escucha" y que se muestra lenguaraz e inoportuno... ¿Por qué? ¿Por ser discrepante, diferente o sencillamente tener otros gustos?
Entre los pensamientos sanos que por suerte se manifiestan en publicaciones informales y desinteresadas en alguna red social (en este caso, ya no tan desafortunada) del mismo modo que en tiempos pasados se han proclamado en forma de dichos o refranes, cada vez me seduce más asumir uno que viene a transmitir algo así como que "es mejor el silencio que la sinceridad perturbadora". Entiéndase esta clase de sinceridad como aquella que es realmente innecesaria o está de más, por ser dañina o tóxica, por herir a buenas personas sin motivo justificado salvo que uno quiera justificar su propia mordacidad o discrepancia.
Mi móvil está a punto de morir... Mejor dicho, el antiguo móvil que hace aproximadamente un mes "heredé" de mi hijo mediano. Es decir, conociéndoseme como adicto a este aparatejo, cualquiera pensará que puedo entrar inminentemente en estado de pánico... Pero digo yo: ... o bien aprovechar esta "trágica" tesitura como una bendita oportunidad para reflexionar sobre un cambio de actitud y la consecución de una amplitud de miras que me permitan recuperar y/o fomentar mejores hábitos.
La razón de esta nueva publicación nació ayer por la tarde al mantener una conversación de "wasap" con un amigo con el que colaboro habitualmente en la creación de canciones casi siempre compuestas por él y que dan servicio al estilo de banda sonora a montajes audiovisuales de carácter paisajístico rural, histórico o incluso social del día a día. Jesús LG es una persona a la que apasiona la Historia y, sobre todo, de la tierra en la que reside desde hace unos veinte años: Extremadura. Jesús es amante de la música tranquila, hecha por buenos cantautores, cantada sobre todo por bellas voces femeninas, escrita con versos maduros e impregnados de emociones y elegancia... Jesús es un clásico que gusta del sonido procurado por instrumentos tradicionales tanto convencionales como rústicos... Esto es un mérito en un contexto en el que la saturación tecnológica musical demanda desde hace muchos años continuas actualizaciones...
Aprovecho que mi móvil está a punto de empezar a dar estertores y no me permite comunicarme con Jesús por wasap para reconocer que tal vez fuera él (ayer viernes por la tarde) una víctima de alguna de mis impertinencias. Él, que por fin parece haber decidido hacerme caso y acceder a comprar una tarjeta de sonido que le facilite mayor calidad en las grabaciones de sus interesantes grabaciones, recibió como respuesta mía un mensaje escéptico en forma de reprimenda cariñosa espetándole algo así como "no te me vayas a enfriar por el camino y te me vayas a comprar un cencerro o una zambomba, pues eres más bien tradicional".
Pues amigo Fran Patricio, para mi no fue ninguna impertinencia lo del cencerro. Fue mas bien una pequeña broma, sin más, como tantas otras de las que solemos gastarnos, eso sí, a través de los móviles. Tengo que decirte también que para nada eres lenguaraz o inoportuno, al contrario. Te veo como al tipo educado, correcto, siempre en su sitio, que conocí hace ya un montón de años; un chaval al que pisas en la Feria y te pide perdón. Una persona siempre dispuesta a ayudar. Ojalá hubiera muchos Franes Patricios por ahí, en un mundo en que cada vez más somos más solitarios, (quizás también más egoístas) y solo nos miramos a nosotros mismos.
ResponderEliminarPor cierto, preciosas las palabras que has escrito sobre mi. La sencillez al poder.
UN FUERTE ABRAZO, TRON.
Vaya, Jesús... No sabes cuánto me alegro de leer lo que me has dicho. Muchas gracias por tan nobles y generosas palabras. Un auténtico placer compartir contigo música y buenas conversaciones. Un abrazo,
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