Me rodean personas que me quieren... Convivo con seres insustituibles... Crecí con padres que lloraban mis riesgos... Estudié junto a compañeros que me hicieron partícipe de sus vidas... Pertenecí a grupos donde mis notas musicales eran un componente vital para la ejecución del repertorio... Me acompaña en innumerables ratos de soledad mi fiel y angelical Yako, mi adorable perro...
Pero nunca estoy plenamente feliz... Y llego a ser áspero y ausente...
Muchos lo notarían en el pasado... Otros tantos lo siguen percibiendo... Y mi principal compañera me sigue sufriendo...
No sé ni preguntarme acerca de esta actitud desvaída y grosera... A nadie intereso... Ni a mí siquiera.
Pese a ello, soy un tipo afortunado.
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