Dudas, miedo, incertidumbre, desgana, nervios...
Está claro que la experiencia no siempre es un grado... No al menos en mi caso...
Que con 58 años aún no haya encontrado por fin una idea a la que aferrarme con seguridad para saber afrontar situaciones como las de mi vida laboral o forma de relacionarme con el mundo sigue causándome un desánimo perturbador y erosionante...
Mis propios hijos demuestran a veces una sensatez de la que me siento desprovisto...
Probablemente emprendamos un viaje junto a mi mujer dentro de 3 meses a Londres de tan sólo cinco días y la simple idea me sugiere emocionalmente un evento poco apetecible... Pero no quiero transmitírselo... Ya me conocen... No es que hayamos viajado mucho al extranjero los cinco miembros de la familia, pero saben de sobra cuál es mi predisposición (negativa) ante esta aventura o experiencia universalmente deseada por todo ser viviente: viajar.
Por otro lado, en mi actual trabajo en la asociación ARETÉ, me encuentro también algo perdido y con una permanente sensación en las últimas semanas de hallarme alicaído... Por supuesto que influye a estas alturas del año el plomizo influjo de la astenia primaveral, pero no es menos cierto que mi sensación de no sentirme suficientemente útil empezó a surtir efectos negativos hace varias semanas... Mi conciencia no está todo lo confortable y firme que ya para mí quisiera, pues mis compañeros y compañeras de prospección se sienten impotentes ante la escasez de personas usuarias y mi labor de creación de contenido para la formación, pese a ir mejorando, no es el sustento de acciones de captación lógicamente. Por ello, me decidí a hablar con mi compañero de formación, quien amablemente supervisa mis pasos como creador de contenido, para transmitirle mi disposición a aportar algo más a este interesante grupo humano. Por tal motivo, nos reunimos con su tocayo coordinador de los distintos proyectos o programas de inserción y les dirigí presencialmente mi mensaje de ofrecimiento personal y profesional para otras funciones que yo pudiera desempeñar... Más o menos tienen claro que no me gusta tocar el aspecto comercial, pero tampoco puedo cerrarme en banda pese a mis anteriores experiencias en otras empresas...
El coordinador vio claro que yo podría impartir igualmente los cursos de formación... Le aclaré que no pretendía ser invasivo en el campo de actuación de mis compañeras y compañeros ni de algún modo molestar a las personas que se encargan habitualmente de la formación a lo que respondió que, por supuesto que no iban a molestarse, sino todo lo contrario.
De hecho, debuté una semana más tarde exponiendo una presentación sobre autoempleo apoyada en un archivo de Canva que una compañera en prácticas había elaborado pero que también tenía la huella de mis aportaciones añadiendo algunas diapositivas a través de las que buscaba un mayor equilibrio entre texto e imágenes.
Unos días posteriores a mi incursión en el terreno de la formación realicé junto al coordinador de los diversos equipos una labor de prospección en la puerta de una oficina de empleo con el fin de dar a conocer nuestro programa de Integrales para jóvenes...
Antiguas experiencias revividas en un mejor ambiente de trabajo.