domingo, 24 de enero de 2016

El elogio disfrazado

     Acudí a ese cuarto encuentro con el propósito de exponer el trance del 6 de enero donde la espontaneidad fue cercenada por la tensión de quien no aprueba un momento de desenfado...pero de modo soslayado afloraron mis viejos vestigios de resentimiento hacia alguien de mi antigua empresa...

     No contaré detalles porque remover algo ya tan sentido y pasado terminará por hundirme pero me dijiste que la forma de actuar de aquel individuo no era más que envidia que es básicamente una forma de elogio disfrazado. Sí, me descolocó en un principio esa forma de definir la envidia, pero pronto me lo aclaraste con ese clásico sentir de la mayoría respecto al que llega alto...

     Creo recordar que comentaste que de cada 10 personas sólo una trata de emular a aquélla que es brillante o ha tenido éxito en su trabajo.

      - Conducta negativa: a esa persona se le verá con malos ojos, se le criticará, se le perjudicará para que baje al nivel que los envidiosos ocupan... Es ese modo pobre de pensar "no va a ser más que yo".

      - Por contra, está la actitud positiva o sana que hace que uno sienta admiración por el que ha progresado o que es sencillamente bueno en lo suyo. Lo correcto o ideal será hacer un esfuerzo con ilusión para llegar tan alto como esa persona, pero no con el ánimo de perjudicarla sino simplemente de emularla y disfrutar de los beneficios de una mejor posición en la vida.

   

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